ADICTOS A LA ESCRITURA:"AMIGO INVISIBLE"

Bueno, antes de nada os cuento de que va esto :D ya sabéis que me he apuntado al grupo de "Adictos a la escritura" y que nos van mandando ejercicios para hacer. Este es el del "amigo invisible" y consiste en escribirle un relato de lo que tu quieras al amigo invisible que te ha tocado. En mi caso me ha tocado Esther, del blog: http://la-morada-de-isthar.blogspot.com/, así que este relato va dedicado a ella :D

Apuré el paso por el oscuro callejón que todas las noches recorría. Cada uno de mis sentidos me decía que algo no iba bien, me estaban persiguiendo, estaba completamente segura de ello. Corrí.

Giré bruscamente a la derecha en el primer callejón que encontré y me escondí en un viejo portal, estaba agotada y el miedo no me dejaba pensar con claridad. Esperé.

Después de que el reloj me mostrara que ya habían pasado más de 10 minutos decidí reanudar mis pasos, quería llegar a mi casa lo antes posible. Pero de repente alguien me cogió fuertemente del brazo impidiéndome avanzar.

Quise gritar pero mis lamentos se ahogaron en mi garganta cuando de pronto me giré y pude ver el rostro de la persona que me retenía. Era él.

El misterioso chico del bar al que cada sábado acudíamos. Ese chico que inconscientemente me estaba volviendo loca sin ni siquiera el saberlo. Esos ojos, esa profunda mirada que me tenía locamente hechizada.

Pude escapar y no quise, la presión con la que me cogía el brazo había disminuido hasta llegar a ser simplemente un leve contacto. Levanté mi cara todavía más y clave mis ojos en los suyos.

-¿Acaso me estas persiguiendo? Le solté.

-No deberías de andar a estas horas sola por estos callejones. Me dijo. Alguien podía molestarte.

-¿Alguien como tú? Le acusé.

-No te estaba persiguiendo, simplemente me estaba asegurando de que llegabas bien a casa.

-Creo que si llego bien a casa o no, no es asunto tuyo. Ni siquiera nos conocemos. Le dije.

-Me conoces perfectamente.

-Puede que te halla visto alguna que otra vez en el Metropolitan, pero eso no significa que nos conozcamos. Le dije bruscamente, sin apenas darme cuenta de que se había acercado tanto a mi que mi espalda estaba pegada al viejo muro del edificio.

Quería empujar su cuerpo y apartarlo de mí, pero su mirada me tenía completamente embrujada. Había fantaseado con este momento cientos de veces, y de cientos de maneras distintas y ahora que lo tenía tan pegada a mi no quería separarlo.

Como si el hubiera leído mis pensamientos pegó su cuerpo todavía mas al mío, haciendo que mis mejillas ardieran por el contacto. Cuando quise darme cuenta, sus labios hacían presión contra los míos y su lengua buscaba la mía con desesperación.

El contacto de su cuerpo hizo encender cada rincón del mío y mis manos serpenteaban por su espalda, mientras mis labios recorrían su cuello. Quise parar y no pude, mi control se estaba haciendo añicos y esto estaba llegando demasiado lejos, apenas le conocía y esto estaba realmente mal.

Como si el leyera mis pensamientos se apartó bruscamente de mi.

-Márchate, me dijo.

-¿Qué me marche? Se que esto es una locura, pero tampoco tienes que ser tan desagradable.

-No quiero hacerte daño, de verdad. No debí seguirte, pero es que tu olor se hace verdaderamente irresistible.

-¿Mi olor? Pregunté extrañada.

-Te digo que te marches, si fueras lista ahora mismo estarías corriendo escapando muy lejos de aquí.

-¿Tu crees? Le dije mientras una sonrisa se dibujaba en mi cara. Yo creo que más bien serías tu el que debería correr.

Pude ver el desconcierto en su cara y el dolor al ver como le clavaba mi estaca en el pecho.

Vampiros pensé, irresistiblemente guapos pero realmente predecibles.