RELATOS: HISTORIAS DEL CORAZON POR Mª DEL CARMEN G. SEGALES

Aquí vengo con otro de los relatos que me van llegando al correo *_* os agradezco de corazón que os valláis animando :D
Hoy os iba a subir mi critica de "Tres metros sobre el cielo" pero no me ha dado tiempo a terminarla :3 así que la subiré mañana ^^ jeje
Recordaros también, que si queréis que alguno de vuestro relatos salga en esta sección, solo tenéis que enviarme un correo a: relatos@esfantastico.com, con vuestro nick y link de perfil o del blog para que los lectores sepan quien a escrito el relato y listo ^^
Este que os traigo esta semana me lo ha enviado Mª del Carmen G. Segalés. Muchos ya sabéis quien es, pero para los que no, os comento que es la autora de "Guerreras de la luz" y dos libros de poemarios. Podéis encontrar la reseña de dicho libro pinchando aquí, y una entrevista que le he hecho hace algún tiempo pinchando aquí, así la conoceréis un poco mejor. También podéis leer más de sus relatos  y conocer sus libros visitando su blog:

HISTORIAS DEL CORAZÓN
Susan Law, era una chica joven, de apenas treinta años, trabajaba en un banco en la Quinta Avenida de Nueva York, su sueldo no era excesivo pero iba tirando, vivía en un apartamento de alquiler ya que no podía permitirse el lujo de comprar una casa, su sueño.
Era una persona a la que su timidez no la dejaba relacionarse demasiado con otras personas, apenas tenía amigos, sin embargo era un ser tierno, delicado, siempre dispuesta a ayudar a los demás. Pero desde hacía tiempo arrastraba una tremenda depresión que la había convertido en una mujer muy frágil. Sus padres habían muerto hacía unos meses en un accidente de coche, cuando un conductor borracho los arrolló y se dio a la fuga, quedaron tirados en el suelo moribundos, cuando por fin llegaron los medios sanitarios ya no pudieron hacer nada por ellos, eran la única familia que tenía, y siempre había estado muy apegada a ellos.
Susan se sentía tan sola y abandonada que durante un tiempo pensó en hacer una tontería, al fin y al cabo, nadie la echaría de menos.
Un día por fin, se levantó por la mañana decidida a hacer algo por cambiar su vida, se decidió a buscar ayuda cualificada, así que fue a ver a una psiquiatra que le habían recomendado en el trabajo, y que tenía su consulta no muy lejos de dónde vivía. La psiquiatra se llamaba Mery Oconnor, era una mujer bien parecida de algo más de la treintena y tenía una cierta fama en su trabajo por lo buena que era. Era una persona totalmente opuesta a Susan, vivía de manera acomodada, era abierta, decidida, fuerte, incluso podríamos decir que un poco dura a veces.
Después de unas cuantas sesiones de terapia, se había creado entre ellas una cierta amistad, más allá de la relación paciente-psiquiatra, Susan empezaba a sentir ganas de vivir, se encontraba mejor y al mismo tiempo había conocido a una persona que podría llegar a ser una gran amiga.
Un día coincidieron en una cafetería a la hora del almuerzo, y se sentaron compartiendo la misma mesa, fue una experiencia gratificante para las dos, hablaron de muchas cosas, se sentían bien juntas.
Mery le habló de ella, quizá la relación entre ellas era tan buena porque de alguna manera se sentía identificada con su dolor, pues ella también había perdido no hacía mucho, a la persona que más amaba en el mundo, su marido. Una noche mientras volvía a casa después del trabajo, dos atracadores se le echaron encima como carroñeros, y como no les pareció suficiente el botín, le apuñalaron y le dejaron tirado en un callejón oscuro, donde murió desangrado. Sus ojos llenos de lágrimas, delataban su inmenso dolor.
Cada una de ellas comprendía el dolor de la otra perfectamente, y esto las hizo unirse aún más. De vez en cuando quedaban para tomar algo y charlar, Mery también había encontrado en Susan alguien con quien poder hablar de su drama particular.
Con el tiempo llegaron a hacerse muy buenas amigas, casi inseparables, entre ellas había crecido un vínculo de amistad tan fuerte que a veces las hacía entenderse con sólo una mirada.
Una noche, a la salida del restaurante donde habían ido a cenar, un tipo las asaltó con una pistola en la mano, a la mente de Mery acudieron los malos recuerdos de cuando asesinaron a su marido, sin saber muy bien cómo, le lanzó una patada a aquel indeseable quitándole la pistola de la mano, ante el asombro de Susan y del propio asaltante, y después otra en la entrepierna que lo dejó doblado, ocasión que aprovecharon para salir corriendo. Cuando pudo incorporarse el asaltante cogió su arma y fue en su busca clamando venganza.
Después de un susto como ese, Susan no se atrevía a pasar la noche sola en su casa así que Mery le ofreció quedarse en la suya. Cuando estaban llegando, Susan se percató de que un coche parecía que las seguía, al ponerse a su altura vio que era otra vez aquel tipo, que desde el coche se disponía a disparar a su amiga, apenas tuvo tiempo a reaccionar y avisar a su amiga…
- ¡Cuidado, Mery!
En un acto reflejo le dio un empujón para apartarla de la trayectoria del proyectil, recibiendo ella el balazo.
- Nooo, Susan - ésta cayó herida en el pecho ante la desolada Mery, temerosa de perder a su querida amiga.
Un coche de policía que patrullaba por la zona vio lo que sucedía y al acercarse con la sirena puesta hizo huir al delincuente que salió a toda velocidad perseguido por estos.
- Te pondrás bien, ya lo verás – intentó calmarla Mery, pero la verdad es que la herida era grave.
- Au,… esto duele…
- Pues claro que duele, ¿en que pensabas cuando hiciste eso?
- Lo siento Mery, fue algo que hice sin pensar, no quería que te sucediera nada, no quería perderte, desde que te conozco tu has sido mi familia, mi única familia.
-¿Y si al hacer eso, te pierdo yo?, no sé si podría soportar otra pérdida de un ser querido.
Susan se dio cuenta que la herida era muy grave, perdía mucha sangre y por momentos se notaba desfallecer.
- Mery hay algo que quiero decirte, tú sabes que en estos años que nos conocemos has sido toda mi familia, me sacaste de mi depresión y me hiciste sentir lo bella que podía ser la vida y quiero que sepas que si no salgo de esta, me iré contenta, por haberte conocido y por haberte tenido como amiga, gracias por ser mi mejor amiga, y por estar siempre ahí - el dolor se hacía insoportable - Mery, me siento morir…- Susan respiraba con dificultad.
- No digas eso, te pondrás bien, ya lo verás, y cuando estés recuperada del todo haremos aquel viaje a California del que hablábamos ¿de acuerdo?. Incluso he pensado que podríamos mudarnos, estoy harta de la vorágen de la gran ciudad, de sus delincuentes, de todo ¿que te parecería que nos fuéramos a vivir una temporada a California, a algún pequeño pueblo?, podríamos comprar un rancho y criar caballos, es algo que siempre he querido hacer - Mery se sentía muy mal pero intentaba animarla contándole su sueño.
- ¿De verdad lo abandonarías todo por cumplir ese sueño?
- Desde luego que sí, si tú estás a mi lado, porque formas parte de ese sueño.
- Gracias Mery, por todo el cariño que me has dado, y que me das - después de un ligero silencio continuó – prométeme que si muero, irás en busca de tu sueño, que no te hundirás, prométemelo.
- No digas eso, saldrás de esta y nos iremos juntas a cumplir nuestro sueño – le contestó Mery.
- Por favor, prométemelo…
- Está bien, te lo prometo- le dijo con lágrimas en los ojos
-Te llevo en mi corazón… como sé que tú me llevas… en el tuyo – a Susan le costaba hablar, notaba que la vida se le iba
- Por supuesto que te llevo en mi corazón, y siempre estarás ahí – Mery notaba que su amiga se alejaba y no podía hacer nada.
Se miraron pero no dijeron nada, una terrible sensación recorría sus cuerpos.
- Mery, re…recuerda siempre… que te quiero – fueron sus últimas palabras.
- No, por favor, no me dejes, yo también te quiero - Mery lloraba amargamente su dolor, el destino de nuevo le jugaba una mala pasada, volvía a arrebatarle a la persona que más quería. Primero fueron sus padres cuando era una niña, después su marido, en el momento más dulce de su vida y ahora su mejor amiga, ¿por qué el destino se cebaba con ella?, no podía comprenderlo. Abrazada al cuerpo inerte de su amiga no dejaba de llorar, cuando llegó la ambulancia solo pudieron certificar su muerte.
Pasados unos días de tan inmenso dolor, decidió que era hora de cumplir la promesa que le hizo a Susan en sus últimos minutos de vida, así que estuvo hablando con algunos contactos y consiguió encontrar un precioso rancho al norte de California, junto a un pequeño lago.
Un fin de semana fue a visitar el lugar y quedó prendada de su belleza, tenía una buena extensión de tierra, y en una pequeña loma cerca de la casa había un viejo y gran roble desde donde se podía contemplar una hermosa vista de un lago cercano.
El rancho ya estaba en pleno funcionamiento, pero sus propietarios tenían que venderlo porque necesitaban el dinero.
El rancho tenía un capataz, un hombre llamado John, era un buen hombre y se ocupaba de que todo funcionara bien.
Mery quedó maravillada, así que llegaron a un acuerdo enseguida.
Volvió a su casa de Nueva York, arregló todo lo que tenía que arreglar allí y por fin llegó el día que viajaría a su nuevo hogar.
Recogió algunas cosas, entre ellas la urna con las cenizas de su amiga, quería que de alguna manera, ella también estuviera en su sueño, y se dirigió al aeropuerto.
Mientras esperaba para coger un avión que la llevaría al otro extremo del país, lejos de su vida actual, lejos de su pasado, una triste y cabizbaja Mary apuraba el último sorbo de su café, allí estaba sentada en una mesa de la cafetería del aeropuerto, había mucho bullicio, de gente que llegaba, de gente que se iba, otros venían a recoger o a despedir a alguien, pero ella estaba sola y se sentía tremendamente sola.
Estos últimos meses han sido un compendio de malos momentos y momentos muy duros, su vida a sido un infierno y quiere alejarse de todo y empezar una nueva vida lejos de allí.
Por megafonía llamaban a los pasajeros del vuelo con destino a Redding, su vuelo, recogió sus cosas, y se dispuso a embarcar.
Una vez acomodada en su asiento, esperó el momento del despegue. Ya en el aire intentó dormir un poco, pero a medida que se alejaba de su ciudad, los recuerdos del pasado se acercaban, se agolpaban en su mente buscando un sitio.
Cuando llegó a su destino la esperaba el capataz para darle la bienvenida oficial. Después de instalarse, John la invitó a montar a caballo para visitar la zona, recorrieron todo el rancho, el capataz le iba dando todas las explicaciones pertinentes. Mery tenía mucho que aprender, pero en los meses siguientes trabajó duro por ponerse al día de todo lo relacionado a como llevar el rancho, John le enseñó todo lo que tenía que saber y la ayudó en todo lo que pudo, se llevaban muy bien, entre ellos habían muy buenas vibraciones.
Mery trabajaba mucho, pero siempre que podía, subía la loma hasta el viejo roble para contemplar el atardecer con su amiga Susan, porque allí, a los pies del viejo roble, había enterrado las cenizas de su querida amiga, allí había hecho su mausoleo particular, para que pudiera admirar la belleza del atardecer, cuando el sol reflejado en el lago, se escondía tras las montañas, junto a su tumba plantó un rosal de rosas rojas, sus preferidas.
Era su lugar predilecto, y le encantaba estar allí, por las vistas y porque se sentía cerca de Susan.
En los meses siguientes el rancho prosperó mucho, igual que la relación entre Mery y John, entre ellos había crecido un sentimiento muy fuerte.
Una noche, John invitó a Mery a cenar a su casa, había preparado una exquisita cena, rodeada de un romántico ambiente. Cenaron, bailaron y entonces John se decidió a dar el paso, se arrodilló ante Mery y ofreciéndole una cajita le dijo...
- Mery, ¿quieres casarte conmigo?
- John, no sé que decir...-contestó ésta viendo que la cajita contenía un anillo.
- No digas nada... solo di que sí.
- Quisiera decir que sí, pero todas las personas que quiero, y quiero tener a mi lado, acaban muertas, no sé John – contestó a su vez dubitativa
- Mira no contestes ahora, piensa en ello y mañana me contestas
Aquella noche, Mery, aprovechando que hacía una noche de luna llena preciosa, se acercó hasta el viejo roble, necesitaba hablar con su amiga, aunque sabía que no recibiría respuesta.
- Susan, como me gustaría que estuvieras aquí...John me ha pedido que me case con él, y aunque lo estoy deseando, tengo miedo, miedo a perderlo también, como he perdido todas las personas que he amado, ojalá pudieras aconsejarme.
En sus ojos podía apreciarse el brillo de las lágrimas que se le escapaban, mientras arrancaba algunas hojas secas del rosal que plantó para su amiga...
- Mira esto Susan, hasta el rosal parece que se esté muriendo, es como si todo lo que toque tenga que acabar así.
Aquella noche Mery no pudo dormir, dándole vueltas al asunto. Al día siguiente se sentía muy cansada, pero estuvo haciendo su trabajo, esquivando un poco la presencia de John.
Ya al atardecer, cuando el sol se ponía en el horizonte, Mery se acercó hasta el viejo roble, quería estar sola para tomar ya una decisión. Al llegar se encontró con una sorpresa, aquel rosal marchito la noche anterior, aquella tarde lucía verde y frondoso, coronado por una hermosa rosa roja. Mery miraba asombrada aquel milagro, al mismo tiempo que sonreía, pues pensó que aquello era un mensaje de su amiga, que de alguna manera le estaba dando su bendición para que aceptara la propuesta de matrimonio y fuera feliz. En ese momento llegó John, que al verla sonreír le preguntó...
- Bonito semblante, ¿a qué se debe esa bella sonrisa?
- Pues a que ya he tomado una decisión, y mi decisión es que sí, quiero casarme contigo- contestó Mery
- ¿Sí?... espera, hagámoslo bien – John sacó de nuevo la cajita, cogió el anillo y arrodillándose de nuevo ante ella, volvió a preguntarle...
- Mery, ¿quieres casarte conmigo?
- Sí, quiero – contestó una pletórica Mery mientras John colocaba el anillo en su dedo anular.
Después se levantó, miró a su amada a los ojos y sellaron ese momento con un dulce y profundo beso en presencia de aquella hermosa rosa, una rosa símbolo del amor y que en cierta forma representaba la sonrisa de su amiga Susan, deseándoles toda la felicidad del mundo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha encantado el relato ;) Ya leí tu reseña y la entrevista en el blog, habrá que buscar el libro ^^

Espero tu crítica ¿está bien la peli?

Un besooo

Kassandra H. dijo...

OHHHH! BONITO RELATO:)

mee dio pena por Mary pero
finalmente fue felizz!:D

BELLO BELLO :D

Mª del Carmen G. Segalés dijo...

Gracias Ani por subir mi relato y también a vosotros, Poy y Kassi, por vuestros comentarios, me alegro que os haya gustado.
Un beso

 
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