MENTAL "Capitulo 4"

Abrí los ojos pero no vi nada, como siempre. Cada noche la nada se filtraba por cada poro de mi piel. La sensación de un vació interminable, un espacio abierto, donde no había paredes, donde no había nada. Donde había un principio pero no un final, por lo menos yo no lo conocía. El miedo me hacía estar alerta, los fuertes latidos de mi corazón parecían no dejarme escuchar nada, no es que hubiera algún tipo de ruido, pero no quería que esa criatura me cogiera desprevenida, tenía que estar atenta a cualquier movimiento, a cualquier susurro…todo era demasiado importante en este momento.

Decidí que quedarme quieta no era la mejor opción así que me moví sigilosamente, como un depredador acechando a su presa. No sabía por donde ir, la noche pasada había tenido una gran ayuda de ese chico de ojos azules pero hoy tendría que apañármelas sola. Así que me llené de valor y seguí mi camino, aunque no supiera cual era.

Después de varios minutos andando a ciegas sentí algo a mi espalda. El corazón se me paró de golpe y pensé que me iba a desmayar, pero lo único que hice fue quedarme muy quieta, no quería hacer ruido, no quería moverme, no quería respirar. Pero de pronto, una voz sonó en mi cabeza.

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-Soy yo, no te asustes.

En ese momento mi corazón volvió a latir de nuevo y pude volver a respirar.

-¡¡Menudo susto me has dado!!

-¡¡Chssss!!!!¿Estas loca? no grites, esa criatura no debe andar muy lejos, tenemos que tener cuidado, movernos rápido y no hacer ruido.

-Lo siento, susurre. Pero es que no me imaginé que fueras tú, ha sido todo un alivio.

-Ven conmigo, deprisa. Me dijo cogiendome de la mano.

Me dejé llevar, así, sin más. Hasta que en mi cabeza resonó una voz inconfundible para mi, recordé cuando esa misma tarde Derek me había dicho que no debería fiarme tanto de este chico, que no lo conocía de nada. Entonces dudé, un instante en el que mi mente retrocedió en el tiempo. Derek siempre me había dado buenos consejos, siempre me había cuidado. Hacía tres años que nos conocíamos, acababa de llegar a la ciudad y mi coche me empezó a dar problemas, busqué un taller para que me lo vieran, no conocía nada, ni a nadie, y entonces di con el taller donde trabaja Derek. Me atendió el, y desde el primer momento congeniamos, me pareció un chico súper divertido y simpático. Nos hicimos amigos muy pronto. La verdad es que es el único amigo que ha durado tanto tiempo a mi lado, todos se sienten incómodos conmigo, se sienten observados, intimidados y dejan de llamarme. La verdad, los entiendo, aunque no sepan que yo soy capaz de leer cualquiera de sus pensamientos, entiendo que se sientan intimidados, en el fondo es como si lo supieran, como si supieran que no tienen secretos para mí. Con Derek todo ha sido distinto, es una gran persona, con una mente muy limpia. Me siento cómoda a su lado y sé que el también está cómodo al mío. Desde que empezamos a conocernos mejor yo creo que se dio cuenta de que era distinta, de que no era como las demás chicas. Al principio no me comentó nada, pero yo sabía que lo sabía. No hizo falta demasiadas palabras para sincerarnos. Le conté mi gran secreto y el no escapó corriendo. Siguió a mi lado, ayudándome. Nunca intentó nada conmigo y eso en el es bastante raro, por lo que nuestra amistad se hizo mas fuerte todavía.

Mi mente quería seguir navegando en el tiempo, pero un tirón en mi brazo me hizo reaccionar.

-¿Se puede saber por qué no te mueves? Dijo una voz en mi cabeza.

Entonces reaccioné y mi mente volvió a la realidad, mis dudas me atraparon de nuevo, mi mente no podía evitar sentir miedo. El lo debió sentir, ya que sus gestos eran menos bruscos y tiraba de mí con más suavidad.

-Es normal que sientas desconfianza, no me conoces. Aunque debería bastarte el que ayer te hubiera ayudado. No creo que aparezcan a menudo por tus pesadillas chicos que te ayuden a escapar de criaturas repugnantes. Me dijo.

-Lo sé. La verdad es que es la primera vez que aparece alguien distinto en mi pesadilla a parte de esa cosa. Le contesté.

-Pues eso debería ser suficiente. Ahora déjate llevar, yo te sacaré de aquí.

Caminamos en la oscuridad un buen rato. De nuevo me sorprendió su capacidad de orientación. Era asombroso poder seguir un camino en la nada, donde todo es igual. Pero pronto llegamos a esa ya conocida habitación. Todo estaba igual, la cama, la estantería a los pies.

-Creo que no dejará de sorprenderme esta habitación en medio de tanta oscuridad. Dije sin querer en voz alta.

-Pues deberías de ir acostumbrándote. Y si quieres alejarte de esa cosa, deberías guiarte tu sola, yo no podré estar siempre aquí para traerte.

-¿Y como quieres que encuentre esto si aquí no hay nada con lo que pueda guiarme? Solté algo asustada.

-Deberás aprender. Yo te enseñaré. Me dijo en tono tranquilizador.

-En primer lugar deberías decirme quien eres y que haces en mi pesadilla.

-No he tenido tiempo de presentarme, la noche pasada me fui demasiado pronto, lo siento. Me llamo Matt y creo que esa es a la única pregunta que puedo contestarte ya que yo tampoco sé que hago aquí en tus pesadillas.

-No te culpo que no lo sepas, esto es demasiado extraño para comprenderlo. Yo soy demasiado extraña, esa criatura es demasiado extraña, yo….

Las lágrimas desbordaron mis ojos y descendieron por mis mejillas. Me sentía tan cansada de todo aquello. Tenía tantas preguntas, tantas dudas… de pronto vino a mi mente la sensación que había tenido por la tarde en la calle, esa presencia, esa voz…

-Tu voz, dije.

-¿Qué? Me contestó confuso.

-Esta tarde, tu, te he oído. Me observabas, eras tu ¿verdad? Estoy segurísima.

-Bueno…yo-yo me encontré contigo de casualidad, te vi en la calle y no sé, te seguí un rato, lo siento si te he asustado.

-¿Qué te cruzaste conmigo por casualidad?, ¡¡¡estas mintiendo!!!Lo puedo leer en tu mente, le dije señalándole la cabeza.

-Oh!mierda

De pronto una barrera me cerró el paso y me expulsó de su cabeza. Ya no pude leer más en su mente, habían cerrado con llave la puerta.

-¿Cómo…? ¿Como puedes hacer eso? Le pregunte sorprendida.

-¿lo que?

-Sabes perfectamente a lo que me refiero. Me has echado de tu cabeza, has cerrado la puerta y has puesto la llave.

-Bueno es cuestión de práctica. Se necesita mucha dedicación y mucha concentración para poder hacerlo.

-No pensé que se pudiera hacer, mis tíos nunca me habían dicho nada al respecto….

-¿Y tus padres nunca te han enseñado? me pregunto

-Mis padres murieron cuando yo era pequeña, no han tenido mucho tiempo para enseñarme, que digamos. Le contesté con una mezcla de tristeza en la voz.

-Oh, lo siento mucho, no debí meterme en eso, no debía preguntarte. Me dijo un poco angustiado.

-No te preocupes, tú no lo sabías, le dije.

-Pues si que debería haberlo sabido, es bastante fácil averiguarlo…

-¿Y a ti nunca te enseñaron que leer los pensamientos de la gente es de malo educación?, le dije con cara de pocos amigos.

-Sé que no está bien, pero no me gustan las sorpresas, prefiero jugar con ventaja. Me dijo con una media sonrisa.

-Pues conmigo preferiría que no jugaras con ventaja. Me gusta tener mi propia intimidad.

-¡¡Pero si tu también puedes hacerlo!!

-Con mis amigos intento no hacerlo.

-Bueno, si eso te molesta intentaré no hacerlo, pero no te prometo nada… dijo con un sonrisa.

No me había fijado bien en él hasta ese momento. Tenía una sonrisa preciosa, de esas que son radiantes, que te aportan una gran tranquilidad. Y que decir, de sus ojos, esos ojos azules que te dejaban sin aliento. Un chico bastante guapo, pensé. Seguí así durante un buen rato, observándolo, viendo como era, estaba bastante oscuro, pero lo podía ver bastante bien… me acomodé más en la cama y poco a poco mis ojos se fueron cerrando, me quedé dormida, en esa habitación en medio de mi peor pesadilla.